Porque Hablar del VIH es hablar de mi vida?

Hola, soy Mario Campos. Estoy muy feliz de estar contigo de nuevo. Hoy quiero abordar un tema que ya es conocido por muchos, pero quizás esta noticia sea nueva para otros. Mi esposo Matthew y yo somos un hogar reflejo de I=I (Indetectable = Intransmisible)

Cuántos de nosotros no hemos dicho, ni escuchado las fases: «¡Eso no me va a pasar a mí!» “¡El contagio es solo para trabajadoras sexuales o gays!”?

Hemos estigmatizado un tema y lo hemos invisibilizado tanto que muchas veces olvidamos que está presente y que es tan real como un amigo, un familiar o como nosotros mismos.

El VIH parece ser cosa del pasado, pero durante más de 40 años, el SIDA ha transformado el mundo, cobrándose millones de vidas y convirtiéndose en la principal causa de muerte tanto para mujeres como para hombres de entre 15 y 59 años. También es la causa del mayor retraso en la historia del desarrollo humano. En otras palabras, el VIH se ha convertido en el mayor desafío de nuestra generación.

El VIH llegó a mi vida de la manera más inocente y dolorosa. Cuando era solo un niño, recuerdo haber perdido al tío más cariñoso, juguetón, atento y mimado que he tenido. El tío Arturo, quizás apenas tenía 32 años cuando de repente se escondió, se convirtió en un ser completamente desconocido y poco a poco recuerdo dejar de verlo frecuentemente en casa para darnos amor y abrazarnos. Mi hermano y yo vimos a mi papá llorar en silencio durante muchas noches.

El 1ro de octubre en El Salvador se celebra el «Día del niño», recuerdo muy bien que después de un día de fiesta en la escuela, llegamos a casa y papá nos dio la noticia «Ha muerto el tío Arturo»… Mientras escribo esto, mi piel vuelve a erizarse como aquel momento.

Muchas preguntas surgieron espontáneamente, ¿por qué?, ¿cómo? sin embargo, su muerte fue silenciada, hasta que mis padres consideraron que mi hermano y yo teníamos la edad suficiente para comprender lo que había sucedido. El VIH-SIDA se había cobrado otra víctima.

Estaba creciendo y recuerdo escuchar todas las cosas negativas sobre el tema y nada sobre la prevención. En casa siempre nos enseñaron que la confianza y el amor no es un condón y que la responsabilidad es compartida.

Crecí, trabajé como voluntario e imagen de la campaña Nacional Salvadoreña «Si te apuras, ¿qué ganas?» promovida por la organización PASMO Internacional.  A los 20 años me enamoré y me casé con un hombre maravilloso, atento, inteligente, trabajador, soñador y hogareño. Sin embargo, no todo fue tan fácil, luego de unos meses de noviazgo su comportamiento comenzó a cambiar, comenzó a aislarse y en medio del duelo al “no sentirse limpio” me confesó su diagnóstico de VIH Positivo Indetectable.

Nuevamente el VIH se coló en mi vida, pero esta vez nos planteamos NO CALLARNOS, y junto a Matthew, tomamos la iniciativa de promover la educación integral en sexualidad, la libre elección de múltiples recursos de prevención y educar a nuestra familia y comunidad. Iniciamos un movimiento de voces con lo que pensábamos que sería fácil y un «simple» post en Facebook desató una serie de críticas muy fuertes, y preguntas poco tolerantes como «¿Cuánto tiempo te queda de vida?» “¡Claro que te pasa eso porque eres gay!”, pero también recibimos mensajes que decían: “Mi amigo también lo tiene, yo también soy seropositivo” y fue ahí donde encontramos el valor de nuestra historia.

En El Salvador, como en muchos países de América Latina, el Covid-19 provocó una catarsis social, económica y de salud pública, ya que la pandemia del covid-19 no permitía que las personas se hicieran la prueba y para marzo de 2020 el Ministerio de Salud detectó al menos 500 nuevos casos de VIH en El Salvador. Dentro de esas estadísticas destaco el nombre de mi mejor amigo Eduardo.

Desde esta perspectiva, por eso el hablar del VIH es hablar de mi vida, porque todos estos procesos me llegaron por un motivo, y el motivo que encontré fue darle voz e imagen a esa foto familiar que había estado escondida por mucho tiempo. Decidí que iba a intentar que nadie más se sintiera solo, crear una red de apoyo, de hablar y escuchar, de hacer seguimiento en esta etapa, abrir temas “prohibidos” y hacerlo parte de nosotros porque el poder de la información es importante.

En América Latina, cerca de 2,5 millones de personas contraen el virus del VIH, 3 personas por día mueren por causas relacionadas con el VIH – SIDA. Por ello, la empatía se convierte en un aliado clave.

Hablar del VIH es hablar de mi vida, eso es lo que me hace sonreír, me hace sentir orgulloso. Siempre digo que la H significa humanidad, la humanidad que tenemos cuando dejamos de ser estadísticas, cuando dejamos de ser una población olvidada. Por eso promuevo la consigna “Hablar de VIH es hablar de mi vida” para tomar acción, para exigir a los gobiernos y a la sociedad para que se informen.

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